jueves, 1 de septiembre de 2011

Solo yo.

Suena un portazo en la habitación de al lado. Me despierto, y como cada mañana, las voces me dan los buenos días. Ya estoy harto de oírlas, ellas tienen la culpa de que lleve 5 años encerrado en esta habitación, de que casi toda mi familia tenga miedo de acercarse a mi y de que lleve meses sin verla. A esa chica morena con los ojos verdes de la que llevo enamorado toda mi vida y a la que, por alguna razón, las voces me dicen que tengo que matar.
- ¡Daniel!
- ¡Cristina!
- ¿Como estas? Te he echado de menos, hermanito.
- Yo a ti también. Me alegro mucho de verte.
- ¿Has sabido algo de Paula?
"Mátala, mátala, está con ella, no la dejes escapar"
- Dani, ¿Que te pasa? Te has puesto blanco de repente...
- Cristina vete.
- ¿Que?
- ¡Que te vayas de aquí!
Cristina ha salido corriendo por el pasillo a buscar ayuda, mientras yo lucho conmigo mismo para no salir corriendo detrás de ella. Estoy muy asustado, no quiero perder a mi hermana mayor, la única persona que sigue queriendo acercarse a mi.
"La has dejado escapar"
- ¡Callaos! ¡Dejadme en paz!
De pronto, irrumpen en la habitación dos enfermeros seguidos de Cristina. Me sujetan y me drogan. Es lo último que recuerdo.
Cuando despierto me encuentro en una habitación muy pequeña y, en mi opinión, demasiado iluminada. Quiero taparme los ojos con la mano, pero tengo las muñecas sujetas por unas correas, es lógico, acabo de intentar matar a mi hermana, otra vez.
- Dani.
- ¿Cristina?
- Sí. ¿Estás bien?
- Eso debería preguntártelo yo a ti. He intentado matarte...
- No, no es verdad. Me has avisado, has actuado por tu cuenta, pronto dejaras de oírlas, ya lo veras.
- Cristina... Llevo aquí 5 años y no he mejorado nada.
- Puede que las sigas oyendo, pero hace 5 años no podías ignorarlas.
- Ahora tampoco puedo.
- Ahora influyen menos sobre ti, hace 5 años no podríamos estar manteniendo esta conversación.
- Bueno, puede que haya mejorado algo...
- Y lo seguirás haciendo. Bueno y... ¿Has sabido algo de Paula?
"Intenta sacarte información. Mátala"
- ¡Callaos! No, no he sabido nada.
- Crees... ¿Crees que serias capaz de pasar un rato con ella?
"Di que si"
- Si.
- Vale, pues esta noche la llamo y la traigo mañana a eso de las 10, ¿Vale?
- Vale.
- ¿Estás bien?
- Si, si, no te preocupes.
- Bueno, pues me voy, que tengo que trabajar, hasta mañana.
- Adiós.
Cristina sale de la sala, y los enfermeros entran para llevarme de nuevo a mi cuarto.
"Lo has hecho bien. Ya estas muy cerca"
No. No voy a hacerlo. No voy a hacerle daño a Paula.
He tenido pesadillas durante toda la noche. Yo estaba fuera, en la calle, no había nadie, solo ella. Se acercaba, y cuando estaba a punto de tocarla, las voces se la llevaban.
- ¡Paula!
Solo ha sido un sueño, un sueño...
"Hoy es el día, esta a punto de llegar"
Lo se, y no me lo vais a estropear.
Llaman a la puerta. Es una enfermera anunciando que tengo visita.
- Que pasen.
Entonces, las dos personas a las que más quiero, entran en la habitación.
- Eh... Hola.
- Hola, Dani. - Su voz. No me había dado cuenta de lo mucho que la había echado de menos hasta ahora.
- Bueno, yo me voy, os dejo solos.
- No, Cristina, no te vayas.
"Haz que se vaya"
- ¡No!
- Dani, ¿Estas bien?
- No, no estoy bien. Paula, tienes que irte, no quiero hacerte daño.
- No lo harás. Tú eres más fuerte que ellas. No las hagas caso.
- No puedo.
Paula se acerca.
- Si, si que puedes.
- Paula, no te acerques.
"Mátala, ahógala"
Y entonces, sin previo aviso y sin que yo pueda hacer nada para evitarlo, mis manos salen disparadas al cuello de Paula. Caemos los dos al suelo. Cristina, aterrorizada, trata de separarnos, pero yo tengo mas fuerza, la empujo y cae al suelo. Al verse impotente, empieza a gritarme, pero yo no la oigo, no la veo, ya no soy dueño de mi cuerpo, solo veo a Paula, forcejeando en el suelo y mis manos alrededor de su cuello. De repente, alguien me aparta de ella, y me siento agradecido, aunque mi cuerpo sigue intentando soltarse. Poco a poco vuelvo en mí, vuelvo a ser yo, a ser dueño de mis actos. Quiero hablar con Paula, explicarle que no he sido yo, que tiene que perdonarme, pero ya no esta, alguien se la ha llevado de allí.
- ¡Paula! ¿Donde esta? Tengo que hablar con ella, ¡Tengo que explicárselo!
Las personas que me sujetan han debido de interpretar mi reacción como otro arrebato de locura, así que vuelven a inyectarme la misma droga de ayer.
Cuando despierto, estoy solo en mi habitación. Se han ido todos, Cristina, Paula, y los guardias.
Hace un mes que no tengo noticias de Cristina, ha debido de cansarse de mí, supuse que tarde o temprano lo haría. De Paula tampoco se nada, ni siquiera me han dicho si se encuentra bien.
De repente llaman a la puerta, es una enfermera, me anuncia que tengo visita, es Cristina.
- Hola, Dani.
- Pensé que no ibas a volver.
- No te habría dejado tirado, pero necesite tiempo para asimilar lo que había pasado.
- Lo entiendo. ¿Paula está bien?
- Si, os separaron a tiempo.
Suspiro. Menos mal, no habría podido soportarlo de no ser así.
"Vuelve a verla"
Las ignoro, no quiero saber nada mas de ellas.
- ¿Puedes darle esto? - Le doy a mi hermana el sobre blanco que llevo guardando un mes debajo de la cama. - Es muy importante, pero no la leas.
- Vale. En cuanto la vea se la daré.
Se hace un silencio.
- Te pondrás bien, hermanito.
- Espero que tengas razón.
2 años después, por fin, atravieso la puerta por la que entre al psiquiátrico hace 7 años. Ya no oigo las voces, ahora estoy solo, en mi cabeza no hay nadie mas, solo yo. Bueno, también esta Paula. Durante estos 2 años nos hemos visto poco, pero al recibir mi carta vino a verme, y lo arreglamos. Vino a verme mas veces, cada vez pasábamos más tiempo juntos, hasta que al final, me besó. Hace exactamente 3 meses, Paula me besó y desapareció. Nadie ha vuelto a saber de ella. Pero ahora que soy libre, estoy seguro de que la encontraré.

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